El público está respondiendo a la oferta del Festival Islantilla Cinefórum de ver cortometrajes bajo la luz de la luna, y el martes fue una nueva prueba de ello. El patio de la oficina de turismo de Islantilla se quedó pequeño, con una imagen más que gratificante para los responsables del festival. Público de pie, en las escaleras, o en cualquier lugar donde fuese posible ver la pantalla del festival. 
La noche del martes, fueron ocho los títulos proyectados: 'Para no dormir', de Miguel Larraya; 'Penfield', de Isabel Ayguavives; 'Peor imposible', de Israel Millán; 'Puñetera & Pelotera', de Marcos Busatori Montesinos; 'Quédate conmigo', de Zoe Berriatúa; 'Sin palabras', de Bel Armenteros; 'Striptease', de Juan Carlevaris y 'Tabu', de Vincent Coen y Jean-Julien Collette, una producción belga para cerrar la noche del martes.
Los espectadores que llenaron la sala tuvieron después, como cada noche, la oportunidad de votar a las mejores películas. Con sus decisiones se formará la lista de los diez finalistas del certamen, que el jurado visionará para diseñar el palmarés. El Festival bajó anoche a la arena de la playa, para proyectar cortos fuera de concurso en la bajamar de Islantilla. Es otro de los aciertos de este año: mover del sábado al miércoles la cita en la arena de la playa, con mucha más gente que el año pasado: "la gente se anima más a bajar a la arena entre semana, más que los sábados, así que seguramente lo mantengamos así el año que viene".
Cuando una película da mucho miedo, es que es buena, porque es creíble. Y la peli tiene todo no sólo para ser seleccionada en un festival como este, sino para ser parte de la lista final de finalistas.
El tercer cortometraje de Isabel Ayguavives propone un viaje estético y personal al mundo de la soledad y la ausencia. Una historia interesante con ese puntito de surrealismo que tienen las buenas películas.
Ópera prima de Israel Millán, que arranca las sonrisas del público con una facilidad que da que pensar que no será su última cinta.
Desde luego hay que tener imaginación a raudales para hacer algo tan original. Una pelea entre dos insectos que en cinco minutos da para mucho.
Tenebrosa, inquietante, llamativa, fantástica. Son muchos los calificativos que se pueden aplicar a esta película. Hay que verla. Consejo.
Grande Miguel Rellán. Le pongan a quien le pongan a su lado, se come la pantalla. Y en esta película vuelve a ser grande. Muy grande.
Genial. Más que todos los efectos especiales, vale una buena interpretación. Y rodar nueve minutos en plano secuencia es de un mérito más que destacable.
Pues quedó bonito el fin de fiesta de la noche con esta historia ambientada en Bélgica, que además es de las historias de directores extranjeros que han llegado este año.
Familia, hasta el jueves.
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