Un cementerio ligón, un chileno que teclea con una sola mano y una abuela de usar y tirar

Segunda noche de proyecciones en el Islantilla Cinefórum de 2010. Se van cumpliendo con las normas de este festival. Algunas sillas vacías, pero público entregado. Eso sí, la magnífica anarquía de esta cita hace que la gente se ubique donde más o menos le va gustando, y las sillas se distribuyen por la sala según avanza la noche. Es otro de los encantos de Cinefórum. Noche de jueves con siete propuestas. Siete aciertos.

1.- Aire.- Aunque al principio parece otra cosa, la cinta se va convirtiendo en un homenaje a las víctimas del 11-M madrileño visto desde los ojos de los niños. Una visión relajante de un drama todavía cercano.

2.- Al tercer día.- Isabel Prinz está magnífica en esta historia de dos viudos que encuentran remedio a sus respectivas soledades en el cementerio.

3.- Ambiente familiar.- Llama la atención el contraste entre la pobreza de la casa y los ordenadores de última generación que manejan los protagonistas de esta historia sobre un incesto que tiene pinta al final de ser mutuo. Si los actores vocalizasen sería más fácil seguirla, pero se pasaron rápidos sus 18 minutos.

4.- La abuela hinchable.- Telmo Esnal arrancó la sonrisas de la sala con una abuela de usar y tirar que a todos nos hizo ponernos en el lugar de los padres. Encima, el ritmo desenfrenado del euskera en el que está rodado le da hasta más gracia a los diálogos. Un acierto no doblarla e incluirla en la sección oficial de este año.

5.- Ángeles sin cielo.- Una historia más sobre guerra y posguerra en España, esta vez vista desde los ojos de un niño. Bien contada y bien iluminada en una noche en un campo cualquiera.

6.-Anniversary.- Parece una cena cualquiera de una pareja cualquiera hasta que el guión da un giro inesperado. Hay que verla para disfrutarla.

7.- Atasco.-A pesar de ser un drama, por lo que supone un accidente de circulación, la cinta arranca hasta alguna sonrisa al espectador, sobre todo gracias al ciudadano que intenta ayudar al accidentado con frases como "tranquilo, que no tiene por qué morirse".